UN TÓNICO DULCE por Adriana Balderas

Una tormenta con poca visibilidad, fue aquello. En la oscuridad total, hizo que mi mente se desviara, y por un instante, cerré los ojos y apareció un paisaje impresionante con un tipo especial de belleza. Era aquel sentido que ya había exhalado del propio mundo, y dentro de él vi como persiste mi poder. Pero debo aceptar que, a veces un poco de oscuridad nos hace parar, nos carga con el resto de lo que necesitamos para voltear hacia adentro, perdonarme y continuar. Entonces, sintiéndome renovada después de un gran paso enorme a mi presente, saltando de un año a otro, vi como todo esto me había empujado a través de una especie de embudo, que me trajo más rápido hacia otro lado de lo que podría haber planeado. La sombra silenciosa de una pandemia, las luchas constantes con mis pensamientos, terminaron por darle algo de forma diferente a mi vida, sutilmente, aunque aún pocos lo hayan notado. Sin embargo, por ahora, la exhalación de la naturaleza es mi propia inhalación. Un tónico dulce; revitalizante, refrescante, curativo.

A veces, el trayecto en el que te encuentras necesita desglosarse, volver a armarse, volver a soñarse, para poder transitarse con paso más firme, y tal vez, te lleve por ese rumbo anhelado, con fuerza para seguir adelante.

Foto Intervención.png

adrianabalderasabarca.wordpress.com