
El cuerpo y la memoria sirven a la poeta colombiana para crear alegorías desde los sentidos y el fragor de la intimidad. Quinny Martínez ha elevado un templo al erotismo y hoy nos regala una muestra de su obra poética.
Osadía
Amárrate a mis manos y deja que mis dedos acaricien tu pelo…
Acuéstate en la cama de mis deseos para abrigarte con la manta de mis labios,
bajemos de prisa la escalera del tiempo y ganemos segundos a su vera,
Armémonos de valor para no pensar en mañana,
dejemos que sean nuestros gemidos los que amenicen el baile de nuestras arrebatadas ganas.
Hagamos el amor como jovenzuelos, ahora que hay fuerzas, ahora que podemos…
Wow.
Madré mía.
«ahora que podemos…». Pues puedo decirte que este verso tocó algunas fibras de mi ser.
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